Tu Peso También Depende De Tus Emociones
Las situaciones más comunes que pueden desencadenar el deseo de comer son las que se relacionan con ciertos estados de ánimo
Frustración: algo no resultó como esperábamos, por ejemplo, un objetivo laboral que no se concreta.
Enfado: este sentimiento a menudo sigue a la frustración, y ambos combinados pueden ser un disparador poderoso de la necesidad de comer.
Soledad, depresión, aburrimiento, pena, miedo, ansiedad, tensión: depende en gran medida del estilo de vida y de cómo se maneje el estrés.
Emociones positivas (alegría, euforia): los acontecimientos sociales, festejos y celebraciones también pueden ocasionar la pérdida de control al comer.
Ponerse a prueba: tratar de demostrar un constante control en la manera de comer puede exponernos innecesariamente a un atracón.